Imaginemos que la vida es un río.
La mayoría de las personas se aferran a la ribera,
temerosas de soltarse y de correr el riesgo de que la corriente del río se las
lleve.
Cuando el dolor de sostenerse llega a ser más grande que
el temor de soltarse, nos soltamos y el río comienza a llevarnos con seguridad.
Una vez que nos acostumbramos a estar en la corriente del
río podemos comenzar a mirar hacia adelante y a guiar nuestro curso.
Elegimos cuál de los numerosos brazos del río preferimos
seguir, siguiendo todo el tiempo en su corriente.
Ahora podemos disfrutar estar aquí, flotando con lo que
es y, al mismo tiempo, guiándonos conscientemente hacia nuestros objetivos
al aceptar completamente nuestra responsabilidad de crear nuestras propias
vidas.
AFIRMACION DE LA SEMANA:
Cuando me relajo y me suelto, fluyo
hacia mi mayor bien.
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