Este fin de
semana es especial, porque respondiendo al día del Patrimonio se abren las puertas a museos, teatros,
monumentos nacionales, ministerios y todo lugar lo que "respire"
historia.
Yo desde aquí,
voy a abrir las puertas a la memoria y combinar este comentario semanal con ese
aire del pasado que nos rodea este fin de semana, invitándolos a ir hacia 1918,
en este mismo Montevideo, en el que algunas cosas han cambiado mucho y otras - verán
por que se los digo - casi nada.
Estamos pasando
un tiempo complicado, y el hombre desde siempre, ante eso, se ve tentado a recurrir
en busca de soluciones a trabajos mágicos, que son tremendamente positivos, por
supuesto para quienes lo practican, ya que se cobran precios importantes a
cambio de una esperanza, una solución que nunca llega, solicitada por un lado a
espíritus o en el otro extremo, un poco mas cristiano, a través de estas nuevas
religiones, que no son tales, ya que no tienen absolutamente nada de tradición,
sino que son un invento de estos últimos años, que basada en la Biblia, dan las mismas
soluciones a través de un baño con un jabón de descarga que tiene impreso la
palabra Jesús, tocar una tela blanca, pasarse la radio por el cuerpo o técnicas
iguales tanto por su inefectividad, como por lo absurdo que son.
Si
Uds. creen que esto es algo nuevo… están equivocados.
Ya
en 1918, nuestro Montevideo se vio conmocionado por la llegada de un mago,
llamado Noufrof, quien según el mismo decía, tenia el poder de dominar la
naturaleza y hacer milagros.
Lo
que les voy a relatar, fue extractado de un libro que pertenece a Ildefonso
Pereda Valdes, editado por Arca en el año 1968. Su nombre: Magos y curanderos.
El
comenta que sobre en el año 1918, en la calle Rivera, cerca del cementerio Ingles,
estaba en una casa antigua y suntuosa "el rincón de las almas", una
especie de templo que era administrado por el profesor Noufrof, un charlatán
llegado desde el Perú, quien usaba una chaqueta negra con cuello alto y tenía
además de mucha facilidad de palabra, un rostro y andar misterioso.
También
tenía un consultorio en la calle Durazno 1804 casi Yaro. (Yo tengo la fotocopia
de uno de sus anuncios) que decía así:
“CIENCIAS
OCULTAS”
Profesor NOUFROF
Espiritista.
Curaciones sin medicamentos. Fluidos magnéticos. Se curan enfermos por la ropa,
sin verlos.
Consulta un
peso.
Martes y viernes
de dos a cinco.
En
los folletos que repartía en la calle (ven que no hay nada nuevo bajo el sol)
el se anunciaba así:
¿Quiere Ud. que su marido deje a esa mujer?
Para eso es necesario ligarlo. Necesito nombre y edad de los dos, un calzoncillo,
retrato o pelo de el. Con esto solo me basta para que odie a ella y la vuelva a
querer a Ud. con la debida fuerza y para toda la vida.
En el rincón de
las almas, ese santuario de la calle Rivera la cosa era distinta... era casi un
templo.
La casa tenia en
el fondo un jardín y en medio de el, una fuente con una escultura de mármol blanco
con la figura de Cristo, el que - a través de un ingenioso mecanismo - hacia
que de sus ojos continuamente se desprendían gotas, en un llanto interminable
que se desplazaba por las mejillas y caían en un cuenco de cristal.
Noufrof recogía
el agua, las embasaba en frascos y las vendía a un muy buen precio prometiendo
la curación de todos los males que existían en esa época y que estoy seguro,
son exactamente los mismos que existen en esta, ya que los problemas humanos,
son siempre los mismos aunque cambien los tiempos.
La cosa es que el “llanto de Jesús”, que el profesor
Noufrof regulaba con una simple canilla, resultó muy rendidor y le reporto
mucho dinero.
Yo digo... ¿les
suena algo esto, les parece conocido???
Estoy hablando
del año 1918 y parece que fuera ahora.
Para entrar a
ese templo, había que pagar una pequeña entrada (50 centésimos de la época) y
el frasco costaba dos o cuatro pesos, según su tamaño.
En el libro que estoy compartiendo con Uds. se describe
la manera que Noufrof se presentaba ante sus consultantes:
Una voz (que
seguramente seria la de el) decía:
En el principio
había mucho dolor.
Solteras sin esperanza, hombres malos, espíritus viciosos,
personas desaparecidas.
Una gran sombra
eclipsaba la felicidad.
Pero de pronto surge en el firmamento una luz, una
claridad radiosa, que por no se sabe que prodigio, asumió figura humana.
Y fue Noufrof
Y Noufrof hablo
para anunciar que investía representación divina
Y dijo que
llegaba de Dios Y los que esperaban creyeron
Y los que
creyeron salvaronce Y todos dijeron: así sea...
Después de tal
presentación, aparecía Noufrof, entre luces, humo y velos, para vender esa agua
milagrosa, que prometía a todos encontrarse con la felicidad y curar
enfermedades, unir parejas separadas y muchos milagros más.
De este
personaje hay más material.
Estuvo también
en Buenos Aires, con su compañera, que era puesta en un ataúd de vidrio y que
se decía estaba dormida, y así, respondía las preguntas de las personas que
pagaban hasta 50 pesos, por estar unos minutos frente a ella.
Ildefonso Pereda
Valdes, autor del libro MAGOS Y CURANDEROS, editado por ARCA (1968) da por
terminado el capitulo sobre este personaje así:
Estando en
Buenos Aires una tarde finalizo la buena estrella de este personaje.
El jefe de
policía Coronel Falcón, llego a detenerlo, ingresando por la fuerza donde
estaba dando las bendiciones entre cientos de personas y Noufrof pudo escapar
saltando por unas azoteas. Según comento el mismo Noufrof ante la pregunta de
cuales habían sido sus pasos después dijo: espere a que fuera de noche y me
embarque en el vapor de la carrera rumbo a Montevideo.
El periodista le pregunto: cuanto
aproximadamente le produjo la sonámbula.
Unos ochenta mil
pesos argentinos, en números redondos y agrega finalmente con sorna que parece
bastante impropia de un santo: - Y si no hubiera sido por el coronel
Falcón...!!!
Misteriosamente
así como apareció, desapareció de Montevideo. Dejo deudas por las casas que
alquilaba y nunca nadie supo mas de el…
Volvamos a la
época actual. Tenemos computadoras, el hombre llego a la luna, se levantan
edificios inteligentes, podemos entrar a Internet y comunicarnos con todas
partes del mundo desde nuestra casa, sacar fotos y grabar videos con
nuestro celular, se han logrado avances
inimaginables en la medicina, estamos en el siglo veintiuno…
¡Y cuantas cosas
no han cambiado!
Gracias por su
visita y hasta la semana próxima.
Walter Accuosto
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