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lunes, 29 de agosto de 2011

29 DE AGOSTO - DIA DE ÑOQUIS

Hoy es 29 de Agosto, día típico de los famosos ñoquis.

Esta “costumbre” surge de una leyenda que se remonta al siglo VIII cuyo protagonista es Pantaleón, un medico recién recibido que según cuenta la tradición, realizaba curaciones casi milagrosas, ayudado, además de su conocimiento, por el espíritu santo y su gran fe en Dios y que luego fue canonizado por la iglesia Católica.

Cuenta la leyenda, que una noche de crudo invierno fue llamado por una familia que tenía un hijo muy grave.

Pantaleón milagrosamente lo salvo y quisieron recompensarlo con una cena.

Pero esta familia era muy pobre y solo tenían harina y huevos, con la que hicieron una masa, la pusieron a hervir y así surgieron los famosos y conocidos ñoquis de hoy.

Después que Pantaleón se fue, al levantar la mesa descubrieron que debajo de cada plato había una moneda de oro, monedas que utilizaron en comprar semillas y hacer con ellas una gran fortuna.

De ahí se asocia los ñoquis, con las monedas debajo del plano, su multiplicación y la capacidad de atraer la fortuna.

Y como cocinar es un proceso mágico de transformación, porque es como la alquimia que mezcla productos para llegar a otros mejores hoy - como les comente al principio de la charla - les voy a dar una receta sencilla y riquísima, además de súper económica, de unos ñoquis que yo se hacer.

La medida es para dos porciones abundantes. Si son mas, duplíquenla cuantas veces sea necesario.

Cuatro papas de medianas a grandes, calculo más o menos medio kilo, que cocinan sin pelar en abundante agua hirviendo. Cuando están cocidas se pelan en caliente y se hace un puré. Agregan 1 cucharada de aceite, dos yemas de huevo, tres cucharadas de queso rayado y sal y pimienta a gusto.

Unen todo esto bien y agregan la misma cantidad de harina.

O sea, de acuerdo al volumen alcanzado en la primera mezcla con las papas y les demás elementos, le agregan aproximadamente lo mismo en harina y mezclan bien.

Tiene que quedar una mezcla suave

Lo amasan con las manos enharinadas…poco… no mucho, lo suficiente para que puedan darle forma. Lo cortan, los pasan por un tenedor para darle la forma típica, los distribuyen sobre harina y separados y los dejan orear por lo menos una hora.

Cuando estén dispuestos a comerlos, los cocinan en bastante agua hirviendo, dejándolos caer de a poco y cuando suben a la superficie es cuando están pronto para sacarlos con una espumadera y disfrutarlos con la salsa que prefieran.

¿Por qué anexe esta receta a un espacio que nada tiene que ver con lo culinario…

Porque amigos, el buen vivir, no solo es espiritual.

No olviden poner su monedita debajo del plato y

¡!Buen provecho!!!!!.

Walter Accuosto

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