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viernes, 4 de febrero de 2011

DIOS ESTA EN MI.

Recuerdo las estampitas del colegio de San Bautista, donde finalice la escuela para pasar al Liceo de Santa Rosa. Era una escuela de “curas” comandadas por una monjas que cuando me encontraron mi primer libro de astrología (estoy hablando de mi época escolar) me llevaron al frente de la clase y me lo rompieron frente a mis compañeros diciendo que eso era cosa del Diablo.
El libro se llamaba “Las clavículas de Salomón”, y si debo ser sincero, en realidad no era totalmente de astrología… sino de rituales mágicos, los cuales evidentemente no entendía (creo) pero me atraía.

Era de Editorial Caymi (existirá?) y lo había mandado comprar por mi mamá –desde el poblado de Castellanos, lugar donde pase algunos años de mi infancia- a una yuyeria que estaba en la calle Gral. Flores, creo que se llamaba La Pampeana.

Hace mucho tiempo que no paso por allí, pero hacer unos 5 años, aun estaba y en la vidriera, volví a ver “Las clavículas de Salomón” junto a otros libros de Magias de todos los colores (Negra, Roja, Verde) y sin dudar lo volví a comprar… y si debo ser –otra vez sincero- las monjas tenían razón… casi eran cosa del diablo.

Pero no es del diablo de quien quiero comentarles hoy, sino de la “otra parte”, de la competencia como diría mi amigo Ronny que seguramente estará allí arriba, agradecido por haber sido enviado a “la competencia” sin tener que soportar los calores del Infierno, tal como nos lo describían las monjitas.

Dios quiero hablar… No de esa estampita impresa en colores ya descoloridos, que nos hacian pegar en la tgapa del cuaderno de un hombre blanco…- ¿que pensarían mis compañeros Julio y Esther que eran de color chocolate? ¿Creerían que era también su Dios o se sentirían tan abandonados, como si a mí me hubieran mostrado un Dios de tez negra????…

Pero que es Dios, quien es Dios, como es Dios…

Sin duda – por lo menos para mi- es una fuerza arrolladora que domina en el Universo.
Sin barba, sin túnica, sin nada que ver con algo “humano” sino ENERGETICO.

Para ayudarlo a que Ud. pueda visualizar como yo veo a Dios, piense en la electricidad… No tiene ninguna forma, es energía pura, pero si tiene el “enchufe” adecuado, puede conectarse a el.
Ese es MI DIOS.
Una corriente que traspasa el Universo, accesible a todo quien quiera “enchufarse” no importa de que color sea el enchufe (raza) ni de que marca (religión).


Esta semana quiero compartir con Uds. una de las más claras y a la vez completas maneras de entender como Dios esta en cada uno de nosotros a través de esta oración de Jin Cotter que me pareció, simplemente ¡FANTASTICA!

Se llama DIOS ESTA EN MI y dice así:
Dios esté en mi cabeza, y en mi entendimiento,
Dios esté en mis ojos y en mi mirada,
Dios esté en mí boca y en mis palabras,
Dios esté en mi lengua y en mi gusto,
Dios esté en mis labios y en mi saludo.
Dios esté en mi nariz y en mí olfato y mi inspiración,
Dios esté en mis oídos y en mi audición,
Dios esté en mi cuello y en mi humildad,
Dios esté en mis hombros y en mi porte,
Dios esté en mi espalda y en mi postura.
Dios esté en mis brazos y en mi dar y recibir,
Dios esté en mis manos y en mi trabajo,
Dios esté en mis piernas y en mi caminar,
Dios esté en mis pies y en mí firme conexión,
Dios esté en mis articulaciones y en mis relaciones.
Dios esté en mis entrañas y en mis sentimientos,
Dios esté en mis intestinos y en mi perdonar,
Dios esté en mi cuerpo y en mis movimientos,
Dios esté en mis pulmones y en mi respiración,
Dios esté en mi corazón y en mis afectos.
Dios esté en mi piel y en mi tacto y mis caricias,
Dios esté en mi carne y en mis penas y suspiros,
Dios esté en mi sangre y en mí vivir,
Dios esté en mis huesos y en mi morir,
Dios esté en mi final y en mi revivir.

Amigos, que Dios (mi Dios, el suyo, el que existe ayudando a florecer una rosa o a cantar un pájaro… el que saca el sol todos los días y lo guarda para que la luna (nueva de ahora, creciente después del Viernes) pueda lucirse… los bendiga.
Hasta la próxima semana.

Walter Accuosto

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