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domingo, 7 de febrero de 2010

DOS REALIDADES DIFERENTES

La mujer entra al bar.

Tiene una cita a las 17 en punto.

El no ha llegado aun.

Elige una mesa, se sienta, pide un café y espera.

A los cinco minutos de esperar empieza a inquietarse.

"Que raro, parecía una persona puntual."

A los diez minutos, un incómodo pensamiento atraviesa su mente "Será que equivoqué la hora de nuestro encuentro?"

A los quince minutos la incomodidad transmuta en preocupación: "¿Le habrá pasado algo? ¿Habrá tenido un accidente con el auto?"

A la media hora de esperar, la preocupación se ha convertido en enojo y tristeza: "¿Como es posible que me haya dejado plantada? Seguro que se encontró con la ex..."

Los diversos escenarios de error, accidentes, abandonos, engaños, cruzan por su mente sin orden y sin resolución.

Dentro de la realidad creada por sus pensamientos, lo que le sucede es negativo, desagradable, perturbador.

Su ritmo cardíaco se ha acelerado. Sus músculos están en tensión. Sus antiguas heridas emocionales vuelven a abrirse.

Para cuando llega su cita, el nerviosismo se convirtió en dolor y reclamo.

La experiencia vivida es negativa e innecesaria, ya que en realidad es su cita la que ha confundido el horario.

Nada de lo que esta mujer imaginó sucedió realmente, pero la experiencia interna fue exactamente la misma que si hubiese sucedido de verdad.

*********

Otra mujer entra al bar al mismo tiempo que la primera.

Tiene una cita a las 17 en punto.

El no ha llegado aun. Elige una mesa, se sienta, pide un café y espera.

A los cinco minutos de esperar, mira el reloj y sonríe.

"Es probable que no sea tan puntual como dice ser". A los diez minutos, saca un libro de la cartera: "Ya que hay que esperar, hagamos algo productivo".

A los quince minutos, descubre que hay una interesante selección musical como fondo en ese bar.

Cierra los ojos para disfrutarla mejor.

A la media hora de esperar, pide la carta al mozo para encargar algo rico.

Ya es hora de saborear alguna de esas deliciosas cositas que pasan en las bandejas hacia las otras mesas. Para cuando llega su cita, se encuentra calmada y contenta. La experiencia vivida ha sido enriquecedora e interesante.

La demora fue solo eso...una demora, y no una justificación para la preocupación o la autocompasión.

Las dos mujeres se enfrentaron exactamente al mismo fenómeno - la espera-, pero las interpretaciones que hicieron de esa situación fueron diferentes.

Por lo tanto, las actitudes que desarrollaron fueron diferentes, y en consecuencia, las sensaciones emocionales que experimentaron fueron diferentes. Literalmente, sus realidades fueron diferentes.

¿Ven amigos? A esto se referían los antiguos cuando decían que las personas algún día vivirían en distintas dimensiones...

Si queremos cambiar nuestra realidad, tenemos que empezar por cambiar la interpretación que hacemos de los fenómenos que nos rodean.

Esto nos conducirá automáticamente a cambiar nuestras actitudes y esto, a experimentar emociones mas saludables para nosotros.

Siempre les comento... en este blog, en la radio y en consulta:

UNO DEBE SER CONSCIENTE QUE INDEPENDIENTEMENTE DE LO QUEN NOS ESTE PASANDO, LA CLAVE FUNDAMENTAL ES LA ACTITUD CON LO QUE RECIBAMOS ESO, QUE NOS ESTA LLEGANDO.

¿Estamos de acuerdo?

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