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sábado, 14 de agosto de 2010

UN APUNTE HISTORICO, UNA ANÉCDOTA Y UN POEMA.

Es la imagen de los billetes de $ 1.000, esos que la gran mayoría de los uruguayos solo ven los primeros días del mes.

Pero ver no es mirar y menos interesarse y profundizar.

Si lo hacemos, descubrimos una cara de mujer… nada menos que Juana, Juana de América, Juana de Ibarborou.

Este mes de Agosto se cumplen 81 años que esta mujer, - joven en esa época, ya que contaba solamente con 37 años,- fue nombrada JUANA DE AMERICA, en un acto de gran importancia cultural que se realizo en Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo.

Juana de Ibarborou nació en Melo, un día 11 de marzo de 1892 y fue bautizada como Juana Fernández Morales.

Falleció en Montevideo el día 15 de Julio de 1979 a los 87 años.

Su cuerpo fue trasladado de su mítica casona que estaba en la avenida 8 de Octubre 3061 al Palacio Legislativo, donde velaron sus restos en el Salón de los pasos perdidos.

En esa época yo tenía 26 años y trabajaba en ONDA.

Recuerdo que tome el ómnibus de la línea 79, que pasaba por Fernández Crespo (en esa época Sierra) llegaba hasta el Palacio y seguía por Hocquar camino al barrio “la comercial” donde vivía junto a mis padres.

La idea de todo el día era pasar por el Palacio a rendirle mi ultimo saludo… pero una gran tormenta se desencadeno imprevistamente y en el mismo viaje, cambie de decisión y seguí a casa, algo que hasta hoy me arrepiento.

Sus libros rodearon mi niñez, sus poemas mi adolescencia, porque siempre “sentí” hacia ella, una energía especial.

La anécdota que me quiero referir la dio en una entrevista recordando ese mismo día en que fue proclamada Juana de América con unos soldados de la guardia de honor.

Ella cuenta que tenía en sus manos un ramo de violetas y cuando el acto finalizo, los soldados de la guardia le pidieron que le dieran algunas flores como recuerdo.

Cuenta que algunos años mas tarde, un joven llego a su casona de la calle 8 de Octubre con una caja en la que estaban tres violetas. Ella lo reconoció y el le contó que se las quería regalar a su novia con la cual se iba a casar y quería una nota de su puño y letra que confirmara que esas eran las violetas de Juana.

Finalizaba diciendo en esa entrevista: “Se la di… que recuerdo tan tierno me dejo ese episodio”

Esta semana, quiero compartir con Uds. uno de los mas bellos poemas (por supuesto para mi) llamado “La Higuera” y dice así:

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:

«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».
Si ella escucha,

si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!


Hasta la proxima semana…
Walter Accuosto

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