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sábado, 1 de agosto de 2009

UN ALTAR EN SU CASA

Aunque los altares son lugares consagrados para llevar a cabo rituales y hacer ofrendas o sacrificios, los instalados por nuestra cuenta en la casa donde habitamos o en el trabajo, pueden servirnos muy bien para conectar con nuestro ser interior a la vez que impregnamos lo cotidiano con elementos mágico-divinos.

Hay muchas personas que debido a su ritmo ajetreado de vida no pueden desplazarse a un santuario para orar y brindar a su espíritu un tiempo para el esparcimiento, a pesar de sentir la profunda necesidad de hacerlo.

La opción de construirse un altar propio para prácticas espirituales como la meditación, para ayudarse en procesos de duelo, o simplemente para relajarse tras una dura jornada, puede ser una experiencia muy estimulante y beneficiosa.

Cualquiera que sea su tamaño y el uso que hagamos de nuestro altar privado, este siempre enriquecerá nuestra vida de algún modo.

Al levantarnos, por ejemplo, podemos visitarlo y encender unas velas mientras realizamos una plegaria o meditamos durante unos minutos antes de comenzar nuestras actividades cotidianas.

Es una hermosa forma de empezar el día reconociendo lo sagrado contenido en el espacio que nos rodea.

La creación de un altar, por muy pequeño que sea, no es una mera actividad decorativa: implica un proceso de descubrimiento de aquello que tiene especial valor para nosotros. Cada persona lo construirá según su gusto y sus creencias.

Aquellas que estén adheridas a una religión organizada como el cristianismo probablemente optarán por elegir estampas o iconos de Jesús, la Virgen y los santos. Las que simpaticen por el budismo, en cambio, preferirán colocar estatuillas de Buda.

En cualquier caso, más importante si cabe que la elección de iconos religiosos u otros objetos, es convertir ese espacio en un oasis de paz que propicie la reflexión y nos permita extraer cuanta energía y serenidad necesitemos, lejos de la prisa diaria y las preocupaciones de la existencia.


Muchas personas siguen rituales específicos ante el altar para concentrarse mentalmente o para purificar el entorno: queman hierbas o incienso, rocían el altar con agua y hacen sonar tambores o campanillas a la vez que recitan mantras determinados. No importa el tipo de ritual que se efectúe; la fuerza psíquica que estos altares desencadenan a su alrededor -sobre todo si se utilizan para practicar alguna técnica de meditación- será muy poderosa.



Claves para la construcción de un altar

Constrúyelo despacio, sin prisas. Visualízalo y ve incorporando nuevos elementos poco a poco, a medida que encuentres objetos significativos para ti.


Hay personas que prefieren colocar sus altares en los cuartos donde pasan más tiempo, la cocina, por ejemplo, o encima de cualquier repisa o estante.

Otras prefieren esconderlo y lo construyen dentro de un armario o en un rincón poco visible. En verano, resulta muy agradable montar un altarcito en el jardín. En cualquier caso, debe tenerse sumo cuidado si se enciende fuego.

Aunque no existen reglas fijas es conveniente tener en cuenta lo siguiente:

-El altar debe instalarse en un lugar tranquilo, donde nadie pueda molestarnos.

-Conviene que esté aislado de ruidos (teléfono, televisión, tráfico), especialmente si se desea meditar y hacer rituales.

-La escala del altar depende del espacio disponible. No tiene por qué ser grande para que concentre energías, y puede incluso ser portátil.

-Puede servir cualquier superficie: una caja de madera, una mesa, una tabla apoyada sobre ladrillos, una repisa en la cocina o la parte superior de la cómoda en el dormitorio (los objetos se pueden luego guardar en el primer cajón).


¿Qué objetos elegir?


La elección de objetos para decorar el altar es algo muy personal.

Si tiene creencias religiosas específicas es aconsejable colocar símbolos o figuras relacionados con ellas para conectar el hogar con las energías de sus prácticas espirituales.

Pueden servir estatuas de ángeles, Budas, vírgenes, santos, o incluso animales. Es preferible colocar este tipo de iconos al fondo del altar.

Velas de varios colores. Las velas blancas se recomiendan especialmente para aumentar la espiritualidad en la casa.

Conviene quemar incienso a diario para purificar el ambiente de vibraciones pesadas. Así pues, debemos tener un hornito de aromaterapia o quemadores de incienso y perfumes. Deben colocarse en la parte delantera del altar.

Frutos, flores frescas y secas a modo de ofrendas para tener presente la naturaleza.

Gemas, elementos marinos, tréboles de cuatro hojas, ramas de olivo o romero.

Instrumentos de sonidos: campanillas, cuencos tibetanos, tambores, sonajeros, diapasones para concentrar la mente e intensificar la vibración ambiental.

Cuerdas, varas, pentáculos, cruces.

Sal en bolsitas o jarras de cristal para limpiar y purificar el altar.

Afirmaciones escritas en trozos de papel para rogar por la vitalidad y la salud de las personas queridas, o para obtener éxito en exámenes o proyectos.


Representar los cuatro elementos

Conviene poner el altar en conjunción con los cuatro elementos, que son la suma de las fuerzas universales.


Fuego: Es purificador por excelencia y debe colocarse en forma de velas o lamparillas de aceite. Hay velas preparadas en vasijas de cristal que se pueden dejar ardiendo durante varios días con toda tranquilidad.

Agua: Un recipiente con agua o unos cristales de cuarzo transparente representarán este elemento a la perfección. El agua nos traerá amor, satisfacción, espiritualidad, apertura mental y sentido de la unidad familiar.

Tierra: Un recipiente con sal, un cuenco o taza con tierra, o en su defecto un montoncito de piedras, simbolizarán este elemento. La tierra otorga al espacio estabilidad y ayuda a concentrar las energías y a favorecer los planos materiales.

Aire: Los capullos de rosas u otras flores, plumas, incensarios o pebeteros son perfectos como representación del aire, elemento que simboliza inteligencia y favorece la organización mental y física.

ESPERO QUE ESTOS DATOS LE HAYAN SIDO UTILES

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