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viernes, 7 de noviembre de 2008

UNA TRISTE NOTICIA Y UNA CARTA...

UNA TRISTE NOTICIA

Murió la hija de Poldy Bird

Verónica, la hija de la escritora Poldy Bird que fue fuente de inspiración del libro "Cuentos para Verónica", falleció a causa de un infarto masivo el último sábado a los 39 años.

"El sábado 30 de Octubre se murió Verónica, mi hija, mi nena, mi todo, de un infarto masivo como Martín, su papá, hace añares. No puedo agregar nada más, sólo lagrimas", dijo la escritora a Télam.

Poldy Bird nació en Paraná y luego de publicar poemas y colaboraciones en diversos diarios y revistas editó "Cuentos para Verónica", un libro escrito a raíz del nacimiento de su única hija, que la catapultó a la fama en 1969 y que emocionó a varias generaciones de madres, padres y adolescentes por igual.

"Ésta es mamá, Verónica, mamá que a va redescubrir el universo desde tus ojos nuevecitos. Mamá que te aprieta en sus brazos con un poco de miedo y una emoción tan grande que la hace temblar", se lee en el primer cuento que Bird le dedicó a su hija.

"Mamá que va a aprender muchas cosas a tu lado, esas cosas que vas a balbucear con tu hociquito de rosa, esas cosas que vas a señalar con tu índice crédulo, amasado con estrellas y espuma. Ahora tú eres la brújula que señala el norte. No hay nada más importante que tú. Chiquita y hambrienta... ocupas todo el mundo", escribió Bird en "Bienvenida".

Yo tengo 55 años recién cumplidos, pero recuerdo que en mi juventud, fue un libro que pasábamos de mano en mano. Voy a releerlo, para ver si, desde aquí o desde mi programa de radio, puedo hacerles llegar algunos cuentos de aquellos que nos tocaban el corazón a quienes pertenecimos a esa generación. Si tú estas entre los 55 y los 45 años, sin duda te acordaras.

Mientras tanto, una carta… una carta escrita hace 45 años, cuando Verónica vino a alegrar el corazón de Poldy, amiga personal, amiga que hace poquitos días, asi como la vio llegar, la debió dejar ir.

Verónica… Buen viaje y que llegues prontito a la Luz

Poldy, te quiero y que Dios te ilumine.

LA CARTA

Por si no estoy cuando ya sepas leer con los ojos y con el corazón al mismo tiempo.

Cuando te miro, Verónica, tan chiquita, tan redonda, con tu pelito de seda, haciendo morisquetas frente al espejo, soy feliz... y tengo miedo.

Porque el miedo es un raro ingrediente de la felicidad, sobre todo de esta felicidad mía tan pulida, tan dulce, tan nueva. Ahora no lo entiendes, claro, tienes nada mas que un año, un añito que pregonas con tu índice en alto y una sonrisa de solo seis dientitos de conejo.

Ahora tu mundo se reduce a los pajaritos de cartulina que papá colgó del techo de tu cuarto y el aire mueve constantemente para tu asombro y tu alegría. Y a la muñeca que buscando tu amistad solo encontró que te diviertas tirándola al suelo desde tu cuna. Y al muñeco de celuloide pintado de rosa que tiene campanas en la barriga y suena a gloria cuando lo mueves.

Ah... tu mundo... tu mundo de sopa, de puré, de torpes balbuceos, de rodillas sucias de gatear por el piso, de chupetes, de pañales, de agua tomada con bombilla y verdaderas proezas para sacarle las perillas al televisor. Es un mundo chiquito, vigilado, seguro, con olor a colonia para bebes.

Un mundo que cabe en la palma de tu mano gorda. Yo estoy en ese mundo, soy una enamorada de ese mundo. Sí, Verónica, ahora mamá esta. Lloras de noche y corre a tu cuarto, te acaricia la cabeza, te dice que vuelvas a dormite. Mamá ya te conoce bien, sabe todo lo que te gusta y lo que no te gusta, y cuando pone sus ojos sobre ti, te estudia, te analiza, trata de comprenderte, de aprender cual es el camino que llega a tu corazón, para transitar siempre por el.

Y ese es mi miedo. Hoy estoy aquí, tan cerca de ti, pensando la manera de hacerte feliz, segura de que a mi lado encontraras la dicha. Pero... ¿si me muero antes de que seas grande? ¿Y si me muero antes de poder responder a todas tus preguntas, antes de poder aclarar tus dudas, antes de poder secar las lagrimas de tus primeras desilusiones, esas que duelen tanto? No, no tengo que morirme, no quiero.

Pero si me muero, quiero dejarte entre muchas cosas (mi vida, mis sueños, mi inmenso amor por ti) una carta para que la leas con los ojos y con el corazón al mismo tiempo. Y sientas que estoy a tu lado, que estirando la mano puedes tocarme en el aire y afinando el oído puedes escuchar mi voz y mi risa (porque por sobre todas las cosas quiero que te acuerdes de mi risa...)

Verónica, gorrión, esta es la carta:

"A tu alrededor hay un mundo con todo lo que conoces, con todo lo que amas. Mas allá, un mundo grande, bello y peligroso, donde te espera todo lo que te hará mujer: el amor, el hombre, la decepción, la angustia, el llanto, la felicidad.

Para entrar a ese mundo no uses cábalas, no cierres los ojos, pero tampoco los abras con la intención de ver todo lo malo, lo negativo, lo gris.

No cierres tu corazón con siete llaves... pero tampoco lo dejes sin ninguna cerradura. No te guardes todo, pero no lo des todo. No pienses que los caminos son fáciles y te lances a andar con los pies desnudos, las manos abiertas y los ojos lavados con el agua de los arroyos limpios.

Tienes que llevar algo para el viaje, para cualquier viaje que emprendas; un equipaje sencillo y necesario que te ayude y te proteja: la pequeña armadura de tu voluntad para recuperarte de las caídas, así ninguno de los golpes que recibas llegara a romper tu fe; la ternura, porque con la ternura se curan los pajaritos enfermos, se hace reír a los niños y se llena de alegría el corazón de los que queremos.

Y lleva amor, mucho amor, para los que te amen y para los que te odien. Porque alguien te va a odiar, no sé quien y no sé por que... alguien te va a odiar sin motivos para odiarte, y el que odia, Verónica, no es malo... solamente esta enfermo.

Recuerda que en tu mundo viejo y en tu camino nuevo tienes un amigo. Es un hombre que te conoce desde que naciste. Es un hombre que te quiere mas que a sí mismo y, aún no comprendiéndote, aún equivocado, siempre va a buscar lo mejor para ti, te va a proteger, te va a ayudar.

¡Un hombre que hará por ti lo que sea necesario hacer y más!

Un hombre que busca tu luz para iluminarse y busca tu risa para sentir que la vida no se ha vivido en vano. Un hombre que cuando eras chiquita te compro unos pajaritos de cartulina blanca y negra y los colgó del techo de tu cuarto con hilo de coser. Papá. Tu papá, Verónica.

Puede ser que lo encuentres muy severo o demasiado intransigente... pero si tienes algún problema acércate a él y díselo.

No hallaras mejor amigo que quien ha pasado noches en vela cuando estabas enferma y rezo por ti cuando ya había olvidado las palabras de las plegarias, y lloro de emoción la primera vez que lo llamaste "papá". Y, al fin, no quiero engañarte, decirte que te dejo en un mundo de rosas, ruiseñores y todas cosas bellas... Pero tu puedes hacer que tu corazón las invente y cuando lo lastime una espina, sepa que detrás de la espina esta el maravilloso milagro de una flor.

TU MAMÁ

autor: Poldy Bird

Buenos Aires - Argentina

Del libro CUENTOS PARA VERONICA, edición 76 - Dos millones de ejemplares vendidos en Argentina. Traducido a 14 idiomas.